A los seres humanos, nos encanta sentir que tenemos el control de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea porque se supone que así somos más felices. Pero la felicidad y el cambio no están reñidos. Todo depende de cómo afrontas las nuevas situaciones.
Por lo general, cuando surge algún cambio inesperado nos sentimos incómodos, no solo por lo obvio –la sorpresa-, sino por la falta de seguridad. El refranero dice: “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Pero hay ocasiones –como esta– en que la sabiduría popular se equivoca y tiene un peligro: nos vuelve comodones, conformistas, mediocres…
¿Qué puede surgir gracias a un cambio inesperado? Si solo haces caso a la primera impresión, probablemente verás un problema inmediato y correrás el riesgo de “ahogarte en un vaso de agua”. Pero si te atreves a mirar más allá, encontrarás un aprendizaje de vida.
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