Noticias como esta me sobrecogen sobremanera. En Irán, una mujer ha vuelto a ser ejecutada, convirtiéndose en la ejecución 146 de este año. La última víctima ha sido Shahla Jahed, una mujer que ha sido ahorcada y que ha pasado ocho años en la cárcel, condenada por haber asesinado a la esposa temporal, o lo que es lo mismo, amante autorizada, de su marido, el ex delantero de la selección iraní de fútbol, Naser Mohamammad Jani. En Irán, los hombres pueden tener hasta 4 esposas «permanentes» y un número indefinido de esposas temporales. Una práctica que permite a hombres y mujeres convivir durante unas horas sin caer en el adulterio y que en muchas ocasiones es una forma de ejecución encubierta.
La ejecución de esta mujer viene acompañada de las denuncias de Aministía Internacional, una Ong desde la que han señalado que hay fuertes motivos para creer que Shahla Jahed no tuvo un juicio justo. Según esta Ong, Shahla pudo haber sido sometida a coacciones para que confesara durante los meses que estuvo detenida en régimen de aislamiento.
De hecho, el caso está salpicado de dudas y contradicciones. A pesar de que Shahla confesó en un primer momento, posteriormente se retractó, manteniendo su inocencia hasta los últimos momentos. Y el marido, también fue acusado de asesinar a su «esposa temporal», estando detenido hasta que Shahla confesó el crímen. Una pena que todavía existan países en el mundo en los que la pena de muerte esté vigente, y que mujeres como Shahla tengan que enfrentarse a ese horrible destino después de pasar por un proceso judicial nada claro.
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